Los objetos interestelares, también llamados ISO, han llamado mucho la atención en los últimos años. Desde que el 2017 se observó a “Oumuamua”, estos causaron un gran revuelo científico por su procedencia externa al Sistema Solar y su paso relativamente cercano por nuestro vecindario. Sus propiedades inusuales como una forma aplanada y la aceleración no gravitacional generaron debate y mientras algunos consideran que pueden dar luces sobre el origen del Universo, otros son más cautos.
En un artículo científico publicado recientemente en Arxiv, los investigadores Diptajyoti Mukherjee, Hy Trac, Amir Siraj y Avi Loeb afirman que los casos de Oumuamua y 2I Borisov, los únicos objetos interestelares (ISO) detectados y confirmados hasta el momento, no son hechos aislados.
De hecho, los científicos señalan que a lo largo de la extensa historia del Sistema Solar, otros ISO ya habrían llegado. hasta aquí y que algunos pueden estar ocultas en áreas relativamente cercanas a la Tierra. En su artículo Encuentros interestelares: Exploración de la captura de objetos interestelares en órbita cercana a la Tierra aseguran que sus resultados “tienen importantes implicaciones para comprender la población de ISO en el sistema solar y su posible detección futura”.
Con la detección de los NEOs (cercanos a la Tierra) capturados se podría aprender sobre las propiedades y orígenes de dichos objetos, y “sobre la formación y evolución de los sistemas exoplanetarios e incluso de nuestro sistema solar”, como describen el su texto.
OUMUAMUA
Los astrónomos terrestres ya han catalogado ocho planetas, 6500 cometas y más de 525.000 asteroides, pero Oumuamua es único.
El objeto espacial es el único cuerpo celeste que se sabe que visitó nuestro sistema solar desde una galaxia lejana. El 19 de octubre de 2017, Robert Weryck, astrónomo de la Universidad de Hawái, encontró a Oumuamua por accidente.
El investigador estaba usando el telescopio Pan-STARRS, en la isla de Maui, para escanear el cielo en busca de asteroides que pasaran cerca de la Tierra cuando pensó que había encontrado uno. Pero luego de realizar observaciones adicionales, Weryck y sus colegas Marco Micheli y Karen Meech, concluyeron que la trayectoria del objeto indicaba que se había originado “desde fuera de nuestro sistema solar”.
“El nombre significa ‘primer explorador de un lugar lejano’ y se pronuncia ‘oh Mú ah Mú ah’”, detalló Weryck. Aunque es parecido a un cometa, es diferente de todos los que se han observado en el Sistema Solar.
COMETA 2I BORISOV
Dos años más tarde, en 2019, el cometa errante 2I/Borisov, fue detectado. Este es el segundo visitante interestelar a nuestro sistema y se le califica como uno de los más prístinos jamás observados.
Prístino, en términos astronómicos, describe un cometa que nunca ha pasado lo suficientemente cerca de una estrella para ser transformado por su calor abrasador. 2I/Borisov fue descubierto en 2019 por el astrofísico ucraniano Gennady Borisov en el Observatorio Margo de Crimea.
Como el primero, su trayectoria no está ligada al Sol, lo que sugiere que llegaron a nosotros a través del vacío del espacio profundo desde otro sistema.
Así, astrónomos del Observatorio Austral Europeo (ESO) sospechan que lo más probable es que el cometa nunca haya pasado cerca de una estrella, por lo que contendría rastros inalterados de la nube de gas y polvo en la que se formaron tanto él como el resto del Sistema Solar hace unos 4.500 millones de años. Esto lo hace único en su clase y una joya para la investigación astronómica.
A diferencia de los anteriores, este objeto llegó mucho más cerca. En 2014, un asteroide de alrededor de medio metro de ancho penetró en la atmósfera terrestre y explotó en el Océano Pacífico, cerca de la costa de la isla de Papúa, Nueva Guinea.
A diferencia de los anteriores, este objeto llegó mucho más cerca. En 2014, un asteroide de alrededor de medio metro de ancho penetró en la atmósfera terrestre y explotó en el Océano Pacífico, cerca de la costa de la isla de Papúa, Nueva Guinea.
La composición de los elementos encontrados fue de acero y de titanio, una combinación de metales que no se ha encontrado en otros artefactos que hayan impactado sobre la Tierra. También se logró encontrar que este viajó un 95 % más rápido que otras estrellas cercanas de nuestro sistema y su forma plana deja muchas preguntas que resolver.
El artefacto, que ha sido investigado por el ya mencionado Loeb, no se desintegró ni destruyó en forma de bola de fuego, a diferencia de meteoritos que han caído del espacio. ”La tarea inmediata que tenemos ante nosotros es confirmar el origen interestelar de las esférulas que recogimos del fondo oceánico demostrando que carecen de isótopos de vida corta debido a su largo viaje por el espacio interestelar”, sentenció Loeb según El Confidencial.
Este objeto ha sido motivo de diversos debates científicos, pues mientras algunos lo ven como evidencia de vida extraterrestre, otros consideran que podría tratarse de algo más mundano.
Fuente: EL TIEMPO (Colombia)