Deportes de agua: libertad, ejercicio físico y adrenalina

Los deportes acuáticos, considerados de bajo impacto, trabajan la fuerza, el equilibrio y fortalecen los músculos; son un plan perfecto para practicar en verano, refrescarse y disfrutar con amigos

Por Melanie Shulman.

“Un estilo de vida que te conecta con la naturaleza y resetea la mente”, así define Kai Distch, de 23 años, a los deportes de agua. Sabe de lo que habla. Se destaca como una promesa emergente del wakeboard nacional. En octubre, ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Chile, un triunfo que no solo refleja su devoción por este deporte, sino que representa el fruto de su minuciosa dedicación, años de arduo entrenamiento y la firme convicción de nunca bajar los brazos.

Si bien “rodar sobre el agua” siempre fue algo frecuente al menos durante la temporada de verano, hoy su popularidad está en aumento y cada vez son más los que eligen subirse a una tabla y darse una zambullida en cualquier momento del año buscando alejarse un rato de la vida urbana.

La pasión de Distch por el wakeboard forma parte de un legado familiar. “Desde muy chico mis papás me llevaban con mis hermanos al río y tengo más recuerdos de mi infancia sobre la tabla que abajo de ella”, rememora este deportista en una charla con LA NACION. Al principio el wake era nada más que una diversión exclusiva de los fines de semana, pero “ya de adolescentes, alrededor de los 14 años con Ulf, mi mellizo, tuvimos que tomar una decisión: tenerlo como un hobby o profesionalizarnos”. Sin dudarlo, eligieron la segunda opción: para los Distch, el agua es sinónimo de felicidad.

Pablo Pelegri, médico deportólogo comenta que los deportes de agua “atraen mucho a la gente porque en este entorno encuentran un lugar donde mantenerse activos y son una alternativa para los que no quieren o les aburre ir a un gimnasio”. En contacto directo con la naturaleza y con la ventaja de que son de bajo impacto, el experto considera que este tipo de actividades fomentan la destreza física, trabajan la fuerza y el tono muscular porque “se usan de manera integral los brazos, las piernas y los abdominales”. Además, remarca que son una excusa perfecta para reunirse con amigos y familia “como plan de todo el día”.

Entre las principales cualidades del agua como terreno de práctica es que “al estar parado sobre una tabla en una superficie inestable y en movimiento se estimula muchísimo el equilibrio y se fortalece la zona media”, comenta la médica deportóloga e integrante de la comisión directiva de la Asociación Argentina de Médicos del Deporte, Alejandra Hintze. La coordinación y la propiocepción, capacidad de saber dónde está el cuerpo en el espacio, son otros dos aspectos que también se desarrollan durante este tipo de práctica.

La historia de Tobías Giorgis (21) es similar a la de Kai Distch, que también estuvo este año en el podio de los Juegos Panamericanos de Chile 2023, aunque lo suyo es el esquí acuático: se llevó la medalla de plata en el truco overall y la de bronce, en salto. Su incursión en este deporte fue cuando apenas tenía 18 meses. Al igual que los Distch, su padre, fanático indiscutido de esta disciplina, le enseñó a subirse a las tablas antes de que aprendiera a caminar. Con frecuencia, lo llevaba junto con sus hermanos Ignacio y Francisco a la lancha y los hacía esquiar. Rápidamente y como era de esperar, Giorgis empezó a mejorar su nivel y se inició en el mundo de la competición a los cuatro años.

Las historias de Distch y Giorgis incentivan a subirse a una tabla y probar la adrenalina, de manera amateur, claro.

VIVIR EL PRESENTE

“Los deportes de agua permiten enfocarse en una sola tarea, ejercitar la concentración, liberar las tensiones y preocupaciones diarias”, Alejandra Hintze, médica deportóloga. (Shutterstock)

Los beneficios de estos deportes no se limitan únicamente al plano físico. Estas experiencias también impactan en lo emocional: “Aquellas personas que practiquen una de estas actividades deben tener la capacidad de leer el medio acuático: el viento, los movimientos del agua y el clima. Esto va a ayudar a, por ejemplo, saber qué tipo de fuerza hacer en determinado momento o hacia qué dirección ir”, explica Pelegri.

Todo esto, “permite enfocarse en una sola tarea, ejercitar la concentración, liberar las tensiones y preocupaciones diarias”, suma Hintze y profundiza: “Realizar una actividad en un medio acuático te conecta exclusivamente con lo que estás haciendo; ejercita la capacidad de vivir el presente. Es muy raro que estés practicando un deporte en un medio acuático pensando en la lista del supermercado”. Además, quien incursione en alguna de estas actividades sentirá una sensación inigualable de libertad que se desprende de la velocidad que se agarra al deslizarse sobre el agua.

Paloma Gutierrez (22) da fe de ello. Esta joven apasionada por la náutica está instalada en Jericoacoara, en el nordeste de Brasil, donde da clases de wing foil, un deporte novedoso que descubrió hace exactamente un año y que desde entonces la cautivó. “Estar con una tabla dentro del agua genera la percepción de estar flotando y volando, te hace sentir de vuelta un niño”, confiesa la deportista. Sus días se dividen en dos bloques: a la mañana entra al mar con alumnos; a la tarde cuando el viento empieza a soplar más fuerte, navega por su cuenta. “Salgo del agua con una sonrisa. Siempre digo que en este tipo de deportes se aprende a manejar la frustración y se desarrolla la paciencia porque cuando te caés al agua, te tenés que levantar y seguir como sea; no queda otra”, reflexiona Gutierrez.

Lucía Clembosky es otra joven entusiasta de los deportes de agua y de los beneficios que brinda el contacto con la naturaleza.

Lo suyo es el stand up paddle, actividad que conoció casi de casualidad en 2018 cuando volvía en verano de Rosario, donde se encontraba estudiando, a Paraná, su ciudad natal. “Me acuerdo que en una de esas vueltas mi mamá me comentó que en la playa municipal había abierto una escuela donde daban clases de un deporte sobre una tabla, pero que no sabía exacto de qué se trataba. Fui y me encantó. Era stand up paddle”, recuerda Clembosky.

Kai Distch en plena práctica de wakeboard.

Y su incursión por este camino fue tan grande que hoy compite en el circuito nacional argentino organizado por la Asociación de Surf Argentina en distintos torneos del litoral y en septiembre de este año por primera vez participó del mundial que se disputó en Francia y Dinamarca. Según dice, en el agua encuentra una “desconexión difícil de poner en palabras”.

Pero hay más. Estas actividades, si bien corresponden a una práctica individual también tienen una cuota social porque implican el contacto con el otro, no solo para aprender o enseñar sino que su ADN es que se generan en un entorno rodeado de personas ya sea practicándolo o acompañando. Gutierrez explica que los deportes de agua suelen realizarse dentro de un ambiente relajado, de compañerismo y solidaridad donde todos los presentes comparten los mismos intereses y se genera un sentido de pertenencia. “El wake o el esquí náutico por ejemplo, suelen ser planes de todo el día donde se sale con la lancha al río. En el caso del surf o el paddle, después de practicarlo, suelen armarse juntadas en la costa”, aclara Pelegri.

ALGUNAS SUGERENCIAS

La falta de impacto, coinciden los especialistas consultados, es otra de las virtudes de los deportes de agua sobre tablas. Esta característica protege a las articulaciones y pone a prueba la resistencia utilizando el propio peso corporal. Quienes estén lesionados o en proceso de rehabilitación podrán encontrar en estas actividades una indiscutida aliada para poder entrenar y mantenerse activos de forma segura. Además, “desarrolla la salud cardiovascular”, comenta Pelegri. “Cuando te movés, el corazón se acelera y aumenta la circulación sanguínea”, agrega el especialista.

Como en la mayoría de los deportes, los expertos sugieren complementarlos con un trabajo de peso para fortalecer todos los grupos musculares pertinentes y precisamente en este caso, para desarrollar el equilibrio y la firmeza que se necesitarán para mantenerse de pie sobre una tabla. Sumado a ello recomiendan realizarse chequeos preventivos para evaluar las condiciones físicas y atenerse a cualquier tipo de restricción.

A continuación, seis deportes con múltiples beneficios para la salud que se realizan en el agua.

SURF

El surf es un deporte completo y noble con un riesgo muy bajo de lesiones. (Ryan Pierse – Getty Images AsiaPac)

El surf es un deporte completo y noble con un riesgo muy bajo de lesiones: no solo se protegen las articulaciones por el hecho de que se realiza en el agua, también ayuda a fortalecerlas. A nivel muscular, desarrolla sobre todo los abdominales y los dorsales que deben estar contraídos para mantener el equilibrio arriba de la tabla. Además, trabaja los hombros y las piernas, especialmente los cuádriceps y glúteos.

El sistema cardiovascular y la resistencia aeróbica se benefician con la práctica del surf, dado que se necesita bracear para adentrarse en el mar y luego cuando viene la ola. Por último, e igual de importante, se mejora la coordinación ya que se realizan maniobras muy específicas.

Es una de las actividades pioneras en materia de deportes de agua. Las primeras evidencias de su práctica se registraron en el norte de Perú gracias a unas figuras realizadas en cerámica, donde se puede observar a hombres deslizándose sobre olas en una modesta tabla de madera. Cuenta la leyenda que en estas sutiles embarcaciones la población indígena salía a pescar. El primer mundial se realizó en 1964 en Australia; ese mismo año también se creó la Federación Internacional de Surf, hoy la Asociación Internacional del Surf.

WAKEBOARD

El wakeboard pone a prueba todos los músculos del cuerpo que deben estar fuertes para mantener el equilibrio y evitar posibles caídas. (Paul Bradbury – Digital Vision)

Dinámico y completo, el wakeboard es un deporte moderno que nace de la fusión del esquí acuático, el snowboard y el surf. “Es una actividad recreativa y divertida, que tiene su parte técnica y es muy exigente desde el plano físico”, explica Mauro Tropini, médico traumatólogo y jefe del servicio de columna del Hospital Universitario Fundación Favaloro.

Durante la práctica, el deportista se desliza sobre el agua en una tabla similar a la del snowboard mientras es tirado por una soga atada a una lancha a motor; allí buscará hacer trucos, atravesar obstáculos o deslizarse sobre la estela. Destreza y adrenalina son los pilares principales. No hay nada librado al azar: pone a prueba todos los músculos del cuerpo que deben estar fuertes para mantener el equilibrio y evitar posibles caídas. Tropini describe a este deporte como completo donde se debe estar firme y tener resistencia.

“Se ejercitan los brazos que permanecen estirados para sostener la soga, la zona del core, que es fundamental tenerla sólida para lograr estabilidad y las piernas, que están en posición de sentadilla”, resume. Durante esta práctica, la fuerza corre alrededor de todo el cuerpo para permitir soportar el cable y hacer trucos.

STAND UP PADDLE

En el stand up paddle no es condición la presencia de olas. (panophotograph – Shutterstock)

Si hay algo que distingue a esta disciplina es su exigente entrenamiento del tronco superior. La técnica de remada ideal se obtiene acompañando el movimiento de brazos, piernas y caderas para evitar que se tensionen, fatiguen y que se pueda avanzar más rápido. La zona media también se verá beneficiada ya que fiel a los deportes de tabla, es un requisito tenerla firme para evitar el desequilibrio.

Al realizarse en un entorno natural y tranquilo, “lográs relajarte y serenar la mente”, comenta Clembosky. Esta actividad es una variante del surf que nació en la playa de Waikiki, Hawaii en 1960 de la mano de John Zapotocky, un surfista que para mantenerse en equilibrio sobre la tabla mientras daba clases, se ayudaba con un remo. Desde entonces y de manera paulatina su práctica ha ido en aumento hasta lograr ganar cada vez más simpatizantes, sobre todo, de aquellos que buscan un deporte de agua sobre una superficie calma ya que para practicar stand up paddle no es condición la presencia de olas.

La inmersión de esta disciplina en el mundo profesional es reciente. En 2012 se realizó el primer Campeonato Mundial en Perú y por primera vez en 2019 pasó a formar parte de los Juegos Deportivos Panamericanos de Lima.

ESQUÍ ACUÁTICO

Tobías Giorgis, competidor de esquí acuáticO.

Los simpatizantes de la nieve pueden encontrar en esta disciplina una alternativa para no bajarse de las tablas en ningún momento del año, aunque en este caso cambia la modalidad y el escenario.

El deportista se desliza sobre el agua en una o dos tablas según su destreza, mientras lo arrastra una lancha. Las maneras de practicarlo son cuatro: slalom, donde se debe esquivar un conjunto de boyas haciendo zigzag; saltos, en el cual se atraviesan distintas rampas confeccionadas a partir de fibra de vidrio; figuras: se realiza una serie de acrobacias cronometradas.

Por último, la técnica conocida como “combinado” donde se mezclan las tres anteriores.

Todo esto potencia los reflejos, la atención y el sentido de alerta producto de la cantidad de cambios de dirección y los obstáculos permanentes que se deben atravesar y saltar. La disciplina y la constancia son dos aspectos que también se desarrollan, características ineludibles para lograr pararse sobre ambas tablas y desplazarse con éxito.

Se trabaja la fuerza de piernas, zona media y brazos, pero hay que procurar no tensionar los músculos de más porque se pueden generar contracturas de espalda y cervicales como luxaciones de hombros.

KITESURF

El kitesurf requiere pecisión, técnica y fuerza (Wallenrock – Shutterstock)

Tal como su nombre lo indica, este deporte consiste en deslizarse sobre la superficie del agua en una tabla impulsada por una cometa –kite, en inglés– que está atada por un arnés al deportista. En esta práctica, no importa que el mar o la laguna sea calma u oleada, el único requisito es que haya viento.

Precisión, técnica y fuerza son tres de las condiciones básicas que todo practicante necesita tener para poder manejarse con éxito, especialmente cuando se trata de despegar, levantarse de una caída y aterrizar. El kitesurf es un deporte que combina el trabajo aeróbico con el de fuerza. Para practicarlo se necesitan tener sólidos los brazos, piernas y zona media, motivo por el cual los especialistas no recomiendan su práctica a las personas que recién se inician en la actividad física. Por el contrario, sugieren arrancarlo cuando el cuerpo esté fuerte.

Otro de los aspectos a resaltar es que mejora los reflejos, la atención y la coordinación.

Se pueden realizar trucos y acrobacias freestyle, saltos, zigzag entre boyas y surfear olas. Antes de salir a rodar hay que chequear que el viento esté únicamente en la superficie acuática y no en tierra, de lo contrario se hará muy difícil volver a la orilla.

WINGFOIL

El wing foil trabaja la coordinación y la fuerza del cuerpo de manera integral Fernando Gutierrez.

Este deporte es uno de los más nuevos: se trata de una adaptación del surf, el wakeboard y el kitesurf. Se lo considera uno de los más desafiantes, incluso muy difícil de poner a prueba

Durante su práctica, se está parado sobre una tabla con un foil, elemento que permite elevarse del agua cuando se navega a gran velocidad. En paralelo se debe manejar un ala –wing– con las manos porque no se está atado a ningún lado. Al rider lo impulsará el viento o las olas.

Dadas estas características, el wing foil permite mejorar la condición física de quien lo practique. Un ejercicio que trabaja la coordinación y la fuerza del cuerpo de manera integral: las piernas, sobre todo los cuádriceps por la posición de sentadillas que se adopta; la zona media para mantener el equilibrio y, los brazos que sostienen el ala. Gutierrez destaca que este deporte es la antesala al resto de las disciplinas de agua dado que ayuda a entrenar los movimientos del surf, del paddle o del kite, como también se aprende a controlar la velocidad de la tabla.

La creatividad es otra de las beneficiadas de la práctica de wing foil: “Cada uno se desplaza libre por el agua, no hay reglas”, explica Gutierrez.

Fuente: LA NACIÓN