El té de lavanda gana terreno entre los seguidores de un estilo de vida natural que intentan sustituir a las bebidas con cafeína y teína; cómo prepararlo y sus propiedades medicinales.
Por Melanie Shulman.
El té de lavanda es una de las últimas promesas en materia de infusiones. Una bebida que obnubila y llama la atención de los gastronómicos y las personas que buscan realizar cambios de hábitos e inclinarse hacia un estilo de vida consciente y saludable. Para tomar después de comer y mejorar la digestión, para incorporar antes de irse a dormir y conciliar el sueño o, para relajar la mente y reducir la ansiedad. Esta infusión pisa fuerte y amenaza con desplazar, al menos por un tiempo, a la cafeína y teína.
La lavanda es una planta aromática perenne que se conoce científicamente como Lavandula, mide entre 50 centímetros y un metro y es nativa de la zona del mediterráneo europeo y de la India. Sin embargo, en la actualidad tiene presencia en todos los continentes: en el mundo hay más de 60 especies. En la Argentina la de mayor envergadura es la lavanda officinalis.
Ramiro Heredia, médico especialista en medicina interna del Hospital de Clínicas José de San Martín (M.N. 117882), le atribuye a esta planta propiedades ventajosas a nivel físico y emocional: “Se habla de beneficios sobre el estado de ánimo, la ansiedad, la depresión, el estrés y el insomnio, como también de otros relacionados con apaciguar dolores de todo tipo”.
Históricamente, las sociedades hicieron uso de esta planta para alcanzar el bienestar general. Gracias a sus múltiples propiedades y cualidades relajantes, se la empleaba como medicina para curar heridas, tratar problemas intestinales y diversos dolores. Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en Nutrición del Hospital Italiano (M.N: 113.614) y autora del libro “El Té Gourmet Argentino. Identidad y sentido de pertenencia”, cuenta que en la antiguedad, por ejemplo: “Los griegos, romanos y egipcios la usaban al momento de bañarse para desinfectar su cuerpo y cabello debido a sus propiedades antisépticas”. Con los años y el surgimiento de las terapias alternativas, se la adoptó en la aromaterapia para ayudar a disminuir el estrés, la ansiedad y mejorar la calidad del sueño de las personas.
PROPIEDADES Y BENEFICIOS DEL TÉ DE LAVANDA
El té de lavanda, es una infusión muy halagada entre los expertos de la salud ya que “cuando se lo consume sin ningún agregado como podría ser el azúcar, no aporta calorías, no contiene grasas ni carbohidratos y está repleto de propiedades beneficiosas para el organismo”, comenta Lucila Rosso, licenciada en Nutrición (M.N: 9757). Precisamente, sus ventajas se fundan en la presencia de aceites esenciales, los más destacados, dice Soledad Menéndez, Asesora en Dietética y Nutrición Natural, son el acetato de linalilo y el linalool, que tienen funciones antiinflamatorias, antioxidantes, antisépticas, antiespasmódicas y sedantes.
De esta manera, uno de los principales beneficios de esta bebida es que alivia el estrés y reduce la ansiedad. “Las propiedades de los aceites y el olor que emanan de la taza, impactan en el sistema nervioso: ayudan a disminuir los niveles de cortisol y generan en la mente un efecto de calma y relajación y, mejoran el estado de ánimo”, revela Menéndez. En este sentido, la especialista recomienda su consumo a personas que sufren ataques de pánico e incluso, a quienes tienen problemas para conciliar el sueño: “Tomar una taza a la noche antes de acostarse promueve la calidad del descanso porque genera un efecto sedante en el organismo”, describe.
Un estudio publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés), titulado “El efecto del té de hierbas de lavanda sobre la ansiedad y la depresión en los ancianos”, demostró a través de la evidencia científica las cualidades de esta infusión para tratar estos cuadros mentales. La investigación se realizó a 60 adultos mayores durante dos semanas: se les prescribió el consumo de dos gramos de té de lavanda dos veces por día: a la mañana y a la noche. Los resultados arrojaron que la ingesta de esta bebida era beneficiosa para bajar los niveles de depresión y ansiedad y, gracias a que es económica y accesible, los investigadores recomendaron usarla como complemento de los tratamientos para disminuir dichas patologías.
A su vez, el té de lavanda reduce el malestar corporal. “Gracias a sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y antibacterianas, el consumo de esta infusión se vincula con el alivio de afecciones y lesiones”, describe Rosso. Entre las principales “se encuentran las derivadas del dolor de cabeza, fiebre y resfríos, irritación de la piel o artritis, dolor abdominal y premenstrual”, enumera la nutricionista.
Para redoblar el efecto antiinflamatorio, Menéndez brinda un consejo: “A la lavanda se la puede combinar con melisa y hojas de boldo”. Quienes recurran a esta alternativa, deberán dejar reposar la infusión durante ocho minutos antes de consumirla porque las hojas de boldo son más gruesas y les lleva más tiempo liberar sus aceites esenciales.
CÓMO SE PREPARA
La proporción justa es de media cucharadita de flores secas o frescas por 250ml de agua: “En un recipiente se coloca la lavanda y se le agrega el agua hirviendo. Luego se lo deja reposar durante tres a cinco minutos antes de consumir”, indica Rosso y comenta que también se le puede añadir una rodaja de limón o una cucharadita de miel. Al respecto, Yamaguchi sugiere no excederse en su consumo porque “la lavanda tiene aceites esenciales que en cantidad pueden generar problemas gástricos y cefaleas”.
Esta planta se consigue en comercios dietéticos o herboristerías y se la debe guardar en frascos herméticos o ziplocks en lugares cálidos, oscuros y alejada de las corrientes de aire “para evitar que se humedezca y para protegerla de la posible contaminación del ambiente”, cuenta Menéndez. Además, hay una cuestión que no se puede pasar por alto: “Es imprescindible asegurarse de dónde viene, que sea agroecológica, apta para el consumo”, aclara la especialista y advierte no recolectarlas directo de la naturaleza porque atenta contra la seguridad alimentaria. En estos casos, pueden contener pesticidas o estar contaminadas por animales o el flujo de los autos.
Como toda infusión natural, el consumo del té de lavanda, siempre y cuando sea en equilibrio y no se abuse de su ingesta diaria, no presenta inconvenientes para la salud de las personas adultas sanas. Sin embargo, hay quienes deben tener especial cuidado y en ocasiones incluso evitarlo. En primer lugar Menéndez destaca a las mujeres embarazadas y en período de lactancia debido a que los principios activos de los aceites esenciales de la lavanda pueden interferir y provocar daños en el organismo del bebé. En segundo lugar, nombra a los niños. De todas maneras y en todos los casos, la especialista subraya la importancia de asesorarse con un profesional de la salud previo a su consumo para recibir asesoramiento personalizado porque los requerimientos y las necesidades de cada persona son diferentes.
OTROS USOS DE LA LAVANDA
La lavanda es una hierba versátil y noble que se adapta con facilidad a distintos usos y que en el último tiempo cobró gran popularidad. Los adeptos de la gastronomía gourmet, la utilizan como ingrediente de las preparaciones de sus platos dulces y salados. La cocina francesa por ejemplo, la usa con frecuencia en las recetas de su legítima pastelería, en especial para hacer sus emblemáticos macarones. También se la combina en ensaladas y sopas para realzar sabores.
Pero hay más. Las infusiones de todo tipo a base de esta planta se posicionan como una opción alternativa para reemplazar las bebidas con cafeína y teína. El latte de lavanda es uno de los nuevos hits entre las personas conscientes de su alimentación que buscan cuidar su salud. Se trata de una bebida con textura cremosa y sabores concentrados e intensos que aporta beneficios al organismo. “Otras personas realizan blends para sus mates: combinan la lavanda con la yerba”, comenta Menéndez.
Aunque su uso no se limita solo al ámbito de la gastronomía. “La lavanda también es muy utilizada para los tratamientos de aromaterapia. Muchos utilizan sus aceites para darse baños y alcanzar un efecto de relajación mental y muscular”, añade Menéndez. Otra alternativa es como “tintura madre”, que es el extracto hidroalcohólico de una planta luego de haberla dejado macerar y que “se toma en forma de gotas”. Tal como señala Menéndez, la virtud de tomarla de esta manera es que sus propiedades vienen en mayor concentración, entonces “es muy efectiva para tratar por ejemplo, los problemas gástricos”.
El té de lavanda es una opción más dentro del inmenso mundo de las plantas medicinales. Una alternativa sencilla de preparar y de sabor amigable que combinado con una alimentación saludable, se puede convertir en un aliado para prevenir problemas de salud y tratar los existentes.
Fuente: LA NACIÓN