Por Leonardo Colo Mourglia
Dentro de la rutina de los runners, realizar un entrenamiento cruzado brinda una gran cantidad de beneficios a nuestra preparación, que van desde lo físico a lo mental, como también sirven para prevenir lesiones.
El entrenamiento cruzado implica realizar actividad física que apunta a mejorar nuestra salud, pero llevado adelante otro deporte. El running, por ejemplo, se puede complementar con ciclismo o natación, por citar alternativas.
Obviamente, no se debe descuidar el principio de especificidad; o sea, que el entrenamiento prioritario se enfoque en trabajar las cualidades físicas en las condiciones concretas que nos demanda el deporte que realizamos. Esto se fundamenta en el hecho biológico de que las adaptaciones se producen sobre los órganos y sistemas concretos que entrenamos.
Los beneficios
Al estar enfocados en el running, la mayor parte de la rutina se la llevará el salir a correr, realizando ejercicios de series, fondos o trabajos regenerativos. Pero en los días en que hacemos otras actividades como parte del entrenamiento cruzado, se obtienen mejoras:
-Mejoras fisiológicas. Se disminuye el riesgo de sufrir lesiones, a causa de que se entrenan otras fibras y grupos musculares. Por dar un ejemplo, al hacer ciclismo o natación, evitamos el impacto, lo que sí sucede al salir a correr.
-Aumenta el rendimiento deportivo. Al desarrollar otras aptitudes y habilidades, también fortaleceremos grupos musculares diferentes a los ya trabajados.
-El rol psicológico. El conocer otros deportes evita caer en la rutina y aburrirnos, por lo que se mantendrá en alto la motivación.
Alternativas y cantidad de veces.
Si bien el ir al gimnasio se puede tomar como un entrenamiento cruzado, también se debe considerar que los trabajos de fuerza y musculación son vitales para todo aquel runner que desea mejorar y potenciar su rendimiento.
Por lo pronto, el salir a andar en bicicleta, ir a nadar, usar la máquina elíptica o de remo son algunas de las alternativas al alcance del corredor. El caminar, a pesar de que genera un gasto de fuerza menor, también puede integrar el grupo de variantes.
¿Cuántas veces hay que realizar entrenamientos cruzados? La respuesta se debe dar en torno a la cantidad de veces que se ejercita por semana. Concretamente, nuestro coach es quien debe definir el número, en torno al volumen que maneja cada persona.
Pero lo cierto es que se puede efectuar al menos una vez a la semana, ocupando el rol de entrenamiento regenerativo, o también tomando esta acción como un descanso activo.
Fuente: TN