Durante las fiestas, decoraciones y dulces comunes ocultan riesgos graves para las mascotas. Gundog Journal explica que se deben identificar y evitar los peligros que podrían convertir la celebración en una emergencia veterinaria
Por Joaquín Bahamonde.
La Navidad, con su atmósfera de celebración, luces brillantes y comida abundante, trae consigo una serie de peligros para los perros que pueden pasar desapercibidos. El emdio especializado en perros, Gundog Journal, resalta que estas fechas, aunque festivas, demandan precauciones adicionales para garantizar que no sufran accidentes o problemas de salud. Desde alimentos tóxicos hasta decoraciones atractivas pero peligrosas, es crucial tomar medidas preventivas.
La comida navideña para los perros puede ser un terreno lleno de trampas mortales. Entre los mayores riesgos está el chocolate, cuyo contenido de teobromina puede ser fatal para ellos. Aunque el chocolate con leche es menos tóxico que el oscuro, cualquier cantidad puede causar síntomas como hiperactividad, vómitos y diarrea. En casos severos, se reportaron convulsiones y paro cardíaco.
Otro peligro serio es el xilitol, un edulcorante presente en productos sin azúcar como chicles, caramelos y algunas tortas. Esta sustancia provoca un aumento abrupto de insulina en los perros, lo que deriva en hipoglucemia, pérdida de coordinación y, en casos graves, insuficiencia hepática.
Alimentos como las uvas y las pasas, son extremadamente dañinos. Aunque el mecanismo exacto de toxicidad no se comprende completamente, su ingesta puede causar insuficiencia renal aguda, caracterizada por vómitos persistentes y disminución de la producción de orina.
El alcohol, un ingrediente presente en productos como bombones o tortas, también representa un riesgo elevado. Los perros metabolizan el alcohol mucho más lentamente que los humanos, lo que puede llevar a intoxicación severa con síntomas como desorientación, respiración dificultosa, e incluso coma.
DECORACIONES NAVIDEÑAS: BELLEZA QUE PUEDE CONVERTIRSE EN AMENAZA
Las decoraciones que alegran los hogares suelen ser una tentación irresistible para los perros. El árbol de Navidad, uno de los elementos centrales de la decoración, es especialmente problemático. Las agujas de pino, si se ingieren, pueden irritar el sistema digestivo y, en casos extremos, perforar los intestinos. Además, el agua en la base del árbol, que a menudo contiene conservantes o bacterias, puede causar infecciones gastrointestinales si se bebe.
Elementos decorativos como las guirnaldas y el tinsel pueden resultar atractivos para los perros, especialmente aquellos que disfrutan masticar objetos. Si se tragan, estas decoraciones pueden provocar obstrucciones intestinales graves, una condición que requiere cirugía inmediata. Los síntomas de este problema incluyen vómitos repetidos, letargo y dolor abdominal.
Por su parte, los adornos como bolas de vidrio, madera o plástico representan un peligro doble: pueden romperse y causar cortes o asfixia si el perro intenta tragarlos.
Finalmente, los cables eléctricos de las luces navideñas son una amenaza para los perros, particularmente para los cachorros que están en la etapa de morder todo a su alcance. Masticar un cable puede provocar desde quemaduras severas en la boca hasta electrocución, dependiendo de la intensidad de la corriente.
PLANTAS FESTIVAS: BELLEZA QUE ESCONDE TOXICIDAD
Muchas de las plantas utilizadas en la decoración navideña son tóxicas para los perros. Aunque su ingesta en pequeñas cantidades puede causar síntomas leves, como molestias gastrointestinales, en dosis mayores pueden provocar efectos severos. Las poinsettias, por ejemplo, son menos tóxicas de lo que se cree popularmente, pero aún así pueden causar vómitos o diarrea. El acebo, en cambio, contiene sustancias que irritan severamente el estómago y los intestinos, y en grandes cantidades puede causar convulsiones.
El muérdago, una planta decorativa clásica, es extremadamente peligroso. Su ingesta puede derivar en vómitos intensos, dificultad respiratoria y colapso cardiovascular. Por último, el amaryllis, contiene alcaloides tóxicos que afectan el sistema nervioso y cardiovascular de los perros.
ESTRÉS Y SOBREESTIMULACIÓN: EL IMPACTO EMOCIONAL DE LAS FIESTAS
El ajetreo de las reuniones familiares, los ruidos fuertes como los fuegos artificiales y las alteraciones en la rutina diaria pueden ser especialmente estresantes para los perros. Hawkins señala que, aunque algunos disfrutan de la atención y la compañía, muchos experimentan ansiedad ante la llegada de visitantes y el ruido. Los síntomas de este estrés incluyen temblores, ladridos excesivos, jadeos y en casos extremos, intentos de escapar.
Los perros pueden sufrir trastornos de comportamiento si su rutina diaria se altera. Cambios en los horarios de comida, paseos o descanso pueden desencadenar ansiedad y afectar su salud general. Proveer un espacio tranquilo donde puedan refugiarse y mantener, en la medida de lo posible, sus horarios habituales, ayuda a reducir estos efectos negativos.
La emoción de abrir regalos también puede convertirse en un riesgo si los perros tienen acceso a los envoltorios. Las cintas y papel de regalo, si son ingeridos, pueden causar bloqueos intestinales que requieren intervención quirúrgica. Además, los juguetes que contienen pilas, especialmente las de botón de litio, representan un peligro aún mayor. Las sustancias químicas dentro de estas baterías pueden causar quemaduras internas en el sistema digestivo en cuestión de horas, generando lesiones irreparables.
Garantizar la seguridad de los perros durante las fiestas no requiere grandes esfuerzos, pero sí atención a los detalles. Mantener los alimentos tóxicos fuera de su alcance, evitar decoraciones a su altura y supervisar sus interacciones con los objetos festivos son pasos fundamentales. En palabras de Hawkins, tomar estas precauciones no solo protege a los perros de posibles peligros, también asegura que las celebraciones se mantengan como un tiempo de alegría para toda la familia, incluidas las mascotas.
Fuente: INFOBAE