Todos poseemos, en mayor o menor medida, capacidades para inspirar y ser conductores, por lo tanto se puede trabajar en ellas y transformarlas en fortalezas
Por Samuel Stamateas.
Esta pregunta tiene como trasfondo la conocida dicotomía “¿el Líder nace o se hace?” Pero, cuando pensamos en Líderes, nuestra mente nos trae la imagen de un John Kennedy, un Gandhi, un Martin Luther King, un Disney, un Mandela, una Madre Teresa, un Steve Jobs. Estas personas no se plantearon si habían nacido o no líderes, o si podían llegar a serlo. Fue su pasión, su determinación, la fuerza de sus ambiciones y su compromiso, lo que los impulsó a ser quienes fueron y a hacer lo que hicieron.
¿Y si reformulamos la pregunta por otra que nos abarque y nos brinde posibilidades a todos?: “El líder nace Y se hace”. El líder se forja. No tiene que ver tanto con una lista de atributos genéticos, sino con lo que hoy llamamos Power Skills: habilidades que nos empoderan. Antes se las conocía como “Soft Skills” (habilidades blandas) pero llamarlas así generó que se las considerara débiles o de menor valía frente a las “Hard Skills” (habilidades duras, aquellas que se incorporan estudiando cualquier tipo de carrera). Todos poseemos en mayor o menor medida estas habilidades por lo tanto podemos trabajar en ellas y transformarlas en fortalezas. Algunas de ellas: flexibilidad, sociabilidad, comunicación efectiva, pensamiento crítico, inteligencia emocional, trabajo en equipo, responsabilidad, etc.
Cuando trabajas para descubrir tus recursos ocultos (Líder se nace) o para adquirir nuevos recursos (Líder se hace), entonces te reencuentras con tu poder. Con esa conciencia comienza tu proceso de desarrollo. Convertirte en Líder es una forma de transformarte siendo tú mismo.
El liderazgo no se limita al discurso, a las instrucciones. Es más “captado” que “enseñado”. ¿Y qué es lo que capta la gente de un Líder? ¿Qué es lo que un Líder inspira en los demás que hace que lo sigan?
1-Un Líder inspira Atracción: no busca que lo sigan, lo siguen porque son atraídos por su personalidad. No se llama “Líder”, no se autoproclama Líder, es la gente la que lo reconoce. Seguramente has escuchado la conocida expresión “Jefe te nombran, Líder te reconocen” Pero ¿por qué la gente debiera reconocerte como Líder? Son varias las causas que podríamos mencionar, pero una de las más efectivas es que cuando ayudas a las personas a conocerse, a descubrir sus talentos y grandeza, a utilizar sus habilidades, a desarrollar lo que los apasiona, ellos te eligen como Líder.
Un Líder eficaz hace de la formación de Líderes una prioridad. Comprende el impacto favorable que tiene para una organización, para un proyecto, el crecimiento de su liderazgo.
Si yo te entreno, no espero que me copies, ni me imites, espero que seas tu mejor versión. Tu poder como Líder tiene como meta hacer poderosos a los que te rodean. La meta de un Líder no es tener seguidores, sino desarrollar liderazgo, generar Líderes. Es ese espíritu de reproducción lo que te distingue y te hace especial y exitoso.
Recuerda: Liderazgo reproduce Liderazgo.
2-Un Líder inspira Visión: no puedes pretender que los demás sientan lo que tú sientes si no ven lo que tú ves. Cuando hablamos de visión hacemos referencia a diseño de futuro. Una visión es una imagen mental clara, atractiva y desafiante de un futuro posible.
Esa visión se hace realidad en la medida en que te vas comprometiendo con pequeñas acciones diarias. Se transforma en la fuente de energía de cada esfuerzo y tarea que tú y tu equipo realizan.
El Líder puede expresar y explicar la Visión dándole vida a su mensaje de tal manera que llega al corazón y a la mente de quienes lo escuchan, provocando compromisos conscientes y responsables.
Alimenta tu Visión: crece en tu área de interés. Cuánto más leas, escuches, veas y aprendas sobre tu tema, más confiado y capaz te sentirás. Invierte tiempo con quien ya logró lo que quieres lograr, si no puedes estar con él, lee acerca de él.
La multitud mira al pasado y luego al presente; los Líderes miran el futuro y después el presente. Si utilizas el poder de tu Visión, verás más que los demás, más lejos que los demás y antes que los demás.
Recuerda: si tu visión es limitada, tu vida será limitada.
3-Un Líder inspira Pasión: La pasión se transmite involuntariamente a quienes nos rodean. La pasión no se puede disimular. Es transmitida a través del lenguaje verbal, del lenguaje corporal y del lenguaje emocional. Un Líder sabe que lo que verdaderamente persuade es la convicción.
Cuando no hay pasión, hay aburrimiento, frustración. Mucha gente permanece en la monotonía por miedo, pero una cosa es el miedo de la supervivencia (el que te cuida) y otra el miedo que te cierra posibilidades, que te limita, que no te permite desarrollarte (miedo a relacionarte, miedo a hablar en público, etc.). El Líder resignifica el miedo y lo hace jugar a su favor, actuando con cautela, prudencia y cuidado en su proceder.
La pasión es amor en acción. Tiene que ver con la intensidad con la que vives algo o haces algo. La pasión te permite liberar tu potencial. Es una energía que, conducida correctamente, te produce bienestar, plenitud. “Conducida correctamente” porque cuando la pasión —como toda emoción— te nubla la razón, dejas de tener pasión y es ella la que te tiene.
La energía de la pasión surge en ti cuando hay razones poderosas, cuando te conectas con un propósito trascendente, significativo. Tu pasión es entonces directamente proporcional a tu propósito. Si tus metas no estimulan tu pasión, suéltalas, reemplázalas.
Recuerda: La pasión no está afuera, está adentro. Depende del sentido que le des a las cosas, del significado que le estás dando a tu vida y del poder que les des a las circunstancias.
4-Un Líder inspira Confianza: La relación “yo mando, tú obedeces” hace mucho tiempo que dejó de ser efectiva; quedó demostrado con creces que no es el camino que necesitamos para conducir proyectos al éxito, y menos personas. Hoy un Jefe, un Gerente, cualquier autoridad, dirige gente de distintas edades, diferentes formaciones y conocimientos que probablemente sean superiores a los que él mismo posee. Si pretende que los demás hagan lo que él pide, obtendrá una parte reducida de lo que son capaces de hacer.
El Líder sabe que las relaciones vinculares más efectivas son aquellas fundadas en la confianza. Comprende que el poder se ejerce por autoridad y no por la fuerza o la obligación. En el Liderazgo la autoridad es un poder que la gente te confiere y por lo tanto es un poder que te puede ser revocado. El criterio para otorgarlo es el mismo que para revocarlo: la confianza.
Quien no siente confianza, habita en el temor, siente que está en peligro, que los demás pueden hacerle daño. No delega, no comparte, guarda, esconde. En tiempos de incertidumbre como los que vivimos, la confianza nos permite sentirnos un poco más seguros, más protegidos, el mundo se nos hace menos complejo. El Líder lo sabe y genera acciones que inspiran a confiar en él
Recuerda: La confianza es una decisión, no solo sobre lo que quieres hacer y sobre cómo lo quieres hacer, sino también sobre qué clase de Líder quieres ser.
Samuel Stamateas es Coach Ontológico Profesional, Coach Ejecutivo. Escritor de “Lidera tu vida”, “Tu propósito es la clave”, “Quiero, puedo y merezco prosperar” y “21 hábitos para una vida plena”. Director de la Escuela Internacional Líder Coach Profesional y Director de Liderazgo EnFoCo.
Fuente: INFOBAE